
María Jesús González-Espejo habla sobre el futuro de la abogacía en la presentación de Ahora Abogacía
El pasado día 30 de marzo, se presentó en Madrid la plataforma Ahora Abogacía, una iniciativa de abogados para transformar el sector legal. Los impulsores de Ahora Abogacías me solicitaron que expusiera mi visión sobre los retos que el abogado ante sí. Y esta fue su exposición:
Comprender el entorno y anticiparse a las tendencias del futuro es hoy una necesidad para nosotros porque sin ese conocimiento no podremos adaptarnos a las nuevas realidades y corremos el riesgo de quedar fuera de juego. A mí me preocupan esencialmente los cinco siguientes:
1-Una formación no adaptada al perfil del profesional que demanda la economía y la sociedad. Al jurista se le forma aún con métodos pedagógicos basados en un trabajo sobre todo individual, en la memoria, en la repetición, en la aceptación del status que en lugar de ayudarnos a desarrollar el espíritu crítico, la creatividad, el trabajo en equipo y la interdisciplinariedad.
2-Una motorización legislativa que hace casi imposible estar al día, daña la seguridad jurídica y hace complejísimo nuestro trabajo. Hay demasiadas leyes y muchas no son de calidad. Los mecanismos que fomentan la colaboración en la elaboración de las normas no han calado en la abogacía que sólo de forma muy marginal participa en el proceso legislativo. La abogacía como colectivo debería comprender esos mecanismos y colaborar de forma muy activa, pues nadie mejor que el abogado comprende las leyes y sus consecuencias.
3-Una progresiva globalización de la economía, donde las leyes locales no tienen capacidad para responder a retos globales, como las fakenews, la ciberdelincuencia o los conflictos que se surgen de actividad que se produce en internet, hacen cada día más compleja la labor del abogado. Cada vez está más centralizada la compra de servicios jurídicos y salen victoriosas en los procesos de selección aquellas con capacidad de ofrecer servicios multi jurisdicción. El despacho pequeño y nacional no compite en igualdad de condiciones y corre el riesgo de quedar fuera de juego.
4-Un fenómeno, el de la digitalización que está afectando al sistema legal, al ordenamiento jurídico, al mercado legal y a sus profesionales esencialmente de cuatro formas:
-Se generan nuevas oportunidades de negocio para el abogado: Estamos ante un marco legal aún en construcción, de alta complejidad, de ámbito International en casi todos los casos, que requiere de expertos en diseño de normas y de expertos en esas nuevas normas de derecho TIC, derecho del consumo, protección de datos, etc., que deben cumplir empresas y ciudadanos, que desarrollan, adquieren o utilizan software.
-Aparecen herramientas que pueden apoyar la labor del profesional del Derecho: En concreto en lo que se refiere al abogado, éste tiene que comprender qué herramientas hay, ser capaz de distinguir cuáles le conviene adquirir y aprender a manejarlas.
-Hay también herramientas que reemplazan al profesional del Derecho, prestando su servicio de forma automatizada: Los abogados tienen que comprender en qué parte son automatizables sus servicios y automatizar lo que merezca la pena. Pero también debe entender qué alternativas tiene si la automatización le deja sin trabajo y prepararse para encontrar nuevas vías de ingresos.
-Porque de ella puede derivarse una amenaza, porque se produzca la “brecha digital” o porque se vulneren algunas libertades y derechos fundamentales. Y los abogados tienen una responsabilidad superior frente a esas situaciones y la obligación de ser “activistas” y proteger a quienes no tienen preparación suficiente para defender sus causas.
-Un mercado caracterizado por clientes cada vez más exigentes, que piden más, más, más, es decir, más rápido, más barato y más accesible. Caracterizado por una cada vez mayor transparencia en los precios, calidad de los servicios, etc. Y por la dificultad de diferenciarse y destacar la necesidad de dominar el marketing digital. Las redes sociales pueden ayudar al abogado, pero también dejarle indefenso, cuando se producen ataques a su reputación, muchas veces injustificados y que resulta muy complejo rebatir. El abogado debe estar capacitado para saber cómo actuar en estos casos y defenderse y los Colegios Profesionales deberían jugar un rol fundamental en este campo, pues la imagen del abogado individual, es también la imagen de toda la abogacía. Y ésta debe ser defendida de ataques y promocionada para que la imagen del abogado en la sociedad reciba el reconocimiento que merece.
En resumen, nos enfrentamos a grandes retos y es necesario encontrar soluciones urgentes, porque Ahora es la oportunidad para la Abogacía. ¿A qué esperamos?